lunes, 19 de marzo de 2007

- Os deseo dulces sueños, mi caballero.

- Que los tengáis vos, mi princesa de oro en los cabellos - replicó él -. Y que las brumas del sueño os alcen tan suavemente a los brazos de Morfeo que no notéis cuándo vuestro cuerpo mortal ha quedado atrás, cual memoria evanescente en el perdido mar de deseos y recuerdo por el que navegaréis.

Allí os esperaré.

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